Un, dos, tres y desperté a la mañana.
Un, dos, tres, hoy me comeré el mundo.
Un, dos, tres, una nueva etapa ha
comenzado.
Un, dos, tres, esta mañana el sol no me
acarició el rostro con su luz; sino que yo acaricié el suyo con mi risa.
Un, dos, tres... para mí no existe el
ayer y el mañana, solo está el hoy, constante y presente.
Todo lo que pasó o pasará, ya no me importa, solo me importa lo que pasa, solo me importa cada risa, cada suspiro o llanto que pase en este instante.
No me importan las lágrimas o risas que
derramé o me quedan por sentir. Solo me importa mi presente...
Un, dos, tres y desperté a la mañana, con solo una mirada,
Pero una mirada llena de una renovada
esperanza.