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miércoles, 14 de enero de 2015

Clementina


¡Hola a todos!
Hoy vengo con un relato que hice para mis clases de teatro. La profesora nos pidió que escribiéramos un fragmento sobre cómo nuestro personaje se volvió loco para que podamos interpretarlo mejor. Aquí os lo dejo:

Clementina


Voy a contarte tu historia. La que puede que en su momento fuera mía pero que, desde hoy, pasa a ser tuya.
Tú… ¡Qué complicado es resumir toda una vida en unas líneas! ¿no crees? Pero todo consiste en intentarlo, me temo.
Te llamaste, y te llamas (a menos que te hayas muerto, cosa que espero que no hayas hecho. Porque, sin intención de ofender, pero estar muerto es bastante… ¿Malo? Bueno, malo, lo que se dice malo no es pero… Entiéndeme, morir no siempre es muy agradable. Aunque morir de viejo no está mal, pero, si me lo permites, tú eres bastante joven para morir de vieja así que… Si te has muerto, será desagradable siempre por el sencillo hecho de ser joven. Mi más sentido pésame) Clementina. Ese era tu nombre, algo feo para algunos, precioso para otros… Es cuestión de gustos.
Nunca llamaste mucho la atención, la verdad. Eras de esas personas que tienen cierto aire de estar en las nubes y la gente no solía acercarse mucho a ti, pero no era algo que te preocupara. De hecho, creo que nunca llegaste a considerarlo como algo malo. Creo, vamos… Porque tú eres tú y yo soy yo, y aunque yo antes era la que ahora eres tú, y tú antes eras la que ahora soy yo… No tengo porqué saber cada detalle de tu vida, al menos ahora que soy tu antigua tú y tú eres mi antigua yo.
Volviendo al tema principal, que es al que la gente vana siempre desea atender (¡necios!)… Tú empezaste la universidad y bla bla bla… (sí, pongo bla bla bla donde me apetece porque romper las reglas de lo teóricamente correcto es mi regla número uno). El caso es que, aunque te pasaron bastantes cosas, hiciste algo que cambió tu vida por completo. No sabría si decirte si fue a mejor o a peor, pero cambiar… Cambió seguro.
Verás, tu mente (¡tu privilegiada y maravillosa mente!) ideó la idea (valga la redundancia) que sacudiría los cimientos de esta mal estructurada sociedad. La idea que supondría un auténtico avance en todos los campos, que haría que llegáramos al estado de total certeza y sabiduría…
Tú inventaste Sinset, la respuesta para absolutamente todo.
Además, dejaste muy claro que eras la reencarnación de Napoleón y que les guiarías a todos a la auténtica paz.
El problema cuando eres una mente revolucionaria, una mente avanzada a tu siglo es que… Bueno, es que nadie te cree y… Te mandan a lugares extraños, como en el que estás tú ahora mismo. No sabría decirte si es un balneario o una especie de Spa de esos… Lo único que te puedo decir con certeza es que hay un montón de loco suelto.
Lo que oyes, está todo el servicio como una regadera (aunque, la verdad es que yo también me volvería loca si tuviera que servir a gente tan importante como Napoleón, o el inventor de la nueva medicina, o el creador del movimiento continuo, por ejemplo). Tú pensabas que eran normales hasta que les oíste hablar asegurando que ellas eran “cuerdas”. Quizá me equivoque y sea algo normal pero… ¿Quién en su sano juicio afirma ser una cuerda? Que yo acepto que cada uno puede ser lo que quiera, pero hablamos de cuerdas. Sí, de esos objetos largos que sirven para sujetar cosas. 

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